jueves, 2 de junio de 2011

El juego, si breve, dos veces bueno


Recuerdo que hace unos cuantos años, cuando podía aprovechar el tiempo que ahora empleo en afeitarme exprimiendo los dos juegos que me compraban mis padres (por entonces los llamaba Reyes Magos y Papá Noel) al año, elegía mis futuras compras de acuerdo al número de horas de juego que me iban a proporcionar (según los cálculos de la Hobby Consolas o Nintendo Acción de turno). Eran tiempos en los que tenías un par de juegos, pero los violabas concienzudamente con tus dedos hasta dejar los conectores del cartucho tan escocidos que de vez en cuando tenías que pegarles un soplido. Y claro, tenían que ofrecerte muchas horas de juego.

Pero ahora es distinto. Me administro yo mi propia saca de rupias, me tengo que afeitar, y por tanto, juego menos. Y empiezo a agradecer los juegos cortos, pero intensos. De hecho, juegos largos como los RPG tipo Dragon Quest me producen bastante pereza... si acaso se salvan si se juegan en una portátil, que te permite avanzar sobre la taza del váter o salvar el mundo mientras esperas el autobús. 

Y es que para disfrutarlos hay que elaborar un plan de evacuación y tener despejada la habitación de gente y disponer de al menos una hora y pico libre, que todos conocemos las emboscadas de enemigos aleatorios que nos asaltan a cada paso y que hacen que recorrer 3 metros impliquen 20 minutos de darle al botón A eliminando orcos. Aunque me hayan encantado, me da pereza rejugar los juegos largos, incluso cuando puedo desbloquear cosas nuevas. Últimamente estoy apreciando eso de que los juegos sean más cortos, y que vayan directos al grano. 

Bleszinski: ¿Hacemos el juego corto y encima nos lo agradecen? Awwwwwwww yeeeeaaa

Debe ser por eso que encantó la campaña de Gears of War. Casi que ni te hace falta leer una página del manual para aprender a jugar. Su mecánica es tan sencilla como hackear la PSN: disparar, cubrirse y evitar disparos. Y así todo el rato, sin respiro, con más enemigos cada vez. Es un juego corto, sí, no llega a las 10 horas. Mmmm... ¿Lo es realmente? ¿No dan ganas de empezarlo de nuevo, probar otras armas en modos más difíciles, ver cómo esos enemigos del principio que te costaban tanto se ponen morados en tu bufé libre de balazos? Y acabártelo en el menor tiempo posible, a ver cuánto soy capaz de rebajar el número de horas. 

Gears of War me parece un buen ejemplo de juego actual que, mientras dura, es una experiencia plenamente satisfactoria. Es intensidad de principio a fin, no hay momentos en que el ritmo decaiga, ni lo han alargado más de lo necesario. Así es como deberían ser los juegos. Pero hay juegos que los desarrolladores estropean por intentar alargarlos artificialmente. Juéguese Zelda The Wind Waker. Un título que visualmente es una delicia, jugablemente tan encantador como todo Zelda (bastante sencillote, eso sí), y bastante corto también en lo que a número de mazmorras se refiere comparado con cualquier otro juego de la saga.



Pero quizás, conscientes de eso, Miyamoto y cía decidieron obligarnos en la recta final del juego obligarnos a buscar por todo el océano los 8 fragmentos de un determinado objeto. Y no es pequeña precisamente la masa azul. Coges el mapa, te marca dónde tienes que ir, y hale, a navegar hasta ese punto, que luego te tocará volver a sacar el mapa y viajar al otro extremo del mundo. Que sí, que emociona ver el anochecer entre las olas, pero jugablemente esa parte no aporta nada nuevo, no es un reto digno de la dificultad que se le presupone a los compases finales de un juego, es monótona y una aburrida, innecesaria, introducida con calzador para tenernos "entretenidos" un rato más y que fuéramos un poco menos conscientes de lo corto que era el juego. Reconocido por Miyamoto, ¿eh?

Seguro que todos hemos sufrido una parte de un juego cuyo mero recuerdo hace que se nos quiten las ganas de empezar otra partida. Y lo de The Wind Waker es una pena. De no estar esa parte del juego, seguro que me lo habría pasado alguna vez más, porque (mientras dura) Wind Waker es un buen juego, con mazmorras llenas de cosas para hacer.


Otro ejemplo son las monedas azules de Super Mario Sunshine, que nos obligan a regar con el ACUAC cada centímetro del escenario para ver si así florece un poco de vil metal. El juego ya es divertido desde el momento en que das vueltas sin rumbo gracias a ese fantástico control sobre Mario, pero todo se fastidia cuando quieres conseguirte los 120 soles y el reto que te han reservado no pone a prueba tu habilidad, sino tu paciencia. Por culpa de ésto, tengo un peor recuerdo del juego. ¿Por qué lo alargaron así? ¿Tanto complejo les daba admitir que no habían tenido tiempo de crear tantos mundos como para Super Mario 64 y que, en vez de 120 estrellas, tendríamos que conformarnos con 100, o 90?

En fin, menos mal que Nintendo se resarció con Twilight Princess y Mario Galaxy... pero con todo esto, queridos desarrolladores que nos léeis y escucháis, quiero decir que debéis tener en cuenta que un juego no puede permitise aburrir por ser demasiado largo, ni merece la pena añadir secciones aburridas y repetitivas sólo para poder sumarle alguna horita a ese total de horas de duración del juego que queda tan majo en las análisis.

No estoy diciendo que quiero juegos que se terminen en un suspiro. Sólo que menor duración no necesariamente implica menos horas de juego. Y que los juegos no deberían pasarse ni un minuto de lo que tengan que durar para ofrecernos todo lo que pretendían. Generalmente los juegos cortos e intensos suelen dejarnos con ganas de más. Y consiguen que volvamos a jugarlos. Cuando ocurre eso, es un signo inequívoco de que estamos ante un juego que cumple con su objetivo, divertir. Como los juegos de antes. Como siempre ha sido.

Quien menos abarca, más aprieta, ¿no?

4 comentarios:

Easmo dijo...

Es que no es que el juego sea largo o no, sino de que sea un coñazo. Hay juegos cortos con tramos hiper coñazos que se lo cargan (las fases de esmeraldas del Sonic 2 de mega son lo mas injugable del mundo, el 3&knuckles se mea en el y aun asi todos tienen por preferido l 2, what da fack).

Un ejemplo de lo contrario serian los dos Mario Galaxy: juegos asquerosamente largos, pero que quitando un par de misiones en todo el juego (basicamente, las de rodar con la bola esa y algunos cometas puntuales) son gloria bendita, ya que puedes cogerlos y disfrutarlos por su naturalza de "coger y jugar": ya tengas media horilla para hacerte tres o cuatro fases como que tengas todo el dia por delante, son juegos de ir al grano sin mierdas por en medio. Y me atreveria a decir que incluso lo del Wind Waker se calificaria de forma similar: a poco que sepas guiarte por los mapas, no cuesta NADA encontrar los cachos de la trifuerza, sobre todo teniendo en cuenta que en ese punto del juego ya deberias tener la melodia de teletransporte. Peor me parecio encontrar el mapa del barco fantasma para poder entrar en el idem: practicamente NO hay pistas que te indiquen su paradero, exceptuando un mapa muy sui-generi que te rula tingle por correo si tardas mucho.

Pero, eso, es mas que el juego no tenga partes coñazo metidas con calzador.

La unica excepcion a esto son los RPG, que si que se hacen laaaaaargos, y rejugarlos duele por mucho que molen.

Unknown dijo...

Sí, claro, no digo que quiera que los juegos se acaben en un santiamén... hay juegos como Mario Galaxy que son bien largos (sobretodo si lo comparamos con su "precuela" Sunshine) pero mantienen un nivel altísimo de principio a fin... si los desarrolladores son capaces de hacer juegos de 30 horas sin que decaiga el ritmo ni la calidad en ningún momento, pues bienvenidos sean.

En los ejemplos que comento, los desarrolladores alargaron el juego artificialmente en un momento en el que las neuronas ya no les daban más de sí o el tiempo se les echaba encima... y claro, el jugador nota esa dejadez.

Pero bueno, lo de que me gusten los juegos más cortos supongo que tiene mucho que ver con que con los años, crecen las responsabilidades, disminuye el tiempo libre y se agradecen los juegos que no exigen demasiado tiempo, o al menos no más del necesario.

Zacek dijo...

Excelente artículo, a medida que vamos creciendo, menor el tiempo para jugar, y mas pasta para comprar juegos. Es como si la vida se burlara de nosotros. Ahora tengo tantos juegos sin abrir de PS2, que cada año me prometo terminar y siguen ahí. Son juegazos, pero por falta de tiempo no puedo jugar lo que yo quisiera. Otro ejemplo de buena duración son los God of War, ni muy largos ni muy cortos.

Unknown dijo...

¡Gracias por el comentario, Zacek! Espero que el artículo no me haya quedado ni demasiado corto ni forzosamente largo :-p

Tienes razón, los God of War, o al menos el primero, que es el que yo me he jugado, tienen una duración perfecta, que te deja con ganas de más pero que te ha hecho disfrutar con intensidad todo el camino, que no ha sido corto precisamente.

Sobre la falta de tiempo... creo que no hay jugón al que no le pase eso de tener juegos por empezar mientras le estás echando el ojo a otros cuatro que van a salir y también te apetecen... es duro pero hay que hacer selección!