jueves, 1 de diciembre de 2011

La historia de Nintendo (III)


Habíamos dejado la partida en el año 1970, con Nintendo metiéndose en más aventuras empresariales que el Luisma, que incluso la llevaron a crear moteles de esos que frecuentan fontaneros bigotudos en busca de sus 10 minutos de princesa. Con el negocio estancado, el Nintenpresi Hiroshi Yamauchi tuvo la suerte de cruzarse con un jovenzuelo llamado Gunpei Yokoi, que se encargaba de realizar el mantenimiento de las cintas transportadoras de naipes en las plantas de producción de la compañía.

Aburrido de ver naipes pasar y quizás frustrado por no trabajar en una fábrica de Donuts y poder mangar alguno de estrangis, Yokoi, ingeniero especializado en Electrónica, se llevó al trabajo un artilugio con forma de brazo extensible que él mismo construyó por diversión. Cuando Yamauchi pilló a Yokoi diciendo "¡adelante, Gunpeitobrazo!", se dio de brazos con la solución a la crisis de negocio.

Ultra Hand: menos mal que Yokoi metió mano
Al presi se le antojó que Nintendo tenía que apresurarse a preparar una versión del brazo mecánico para comercializarlo en la venidera campaña navideña. Así que ordenó al bueno de Yokoi que se encargara de crear "algo grande". De modo que éste puso sus tres manos a la obra para perfeccionar su aparato y lanzarlo al mercado con el nombre de Ultra Hand. El invento acabó vendiendo más de un millón de unidades aquellas Navidades y propinando otras tantas collejas a pringaos despistados.

Custom Gunman
Con miles de adolescentes japoneses robando ropa interior de la vecina desde sus ventanas, Yamauchi vio que el futuro estaba en los juguetes. Así que creó dentro de la compañía la división 'Nintendo Games' con el objetivo de hacerse un hueco entre las grandes empresas jugueteras de Japolandia: Tomy y Bandai (¡qué guay!).

Juego de mesa nintendero de 101 Dálmatas.
Siguieron sacando juguetes variados, como un peculiar vaquero masoquista llamado Custom Gunman (que, como muchos de los cachivaches de la época, aparece a modo de guiño en los minijuegos en el primer Wario Ware para Game Boy Advance) y juegos de mesa basados en licencias Disney.

Pero la cosa no era tan fácil como pensaban por las peculiaridades del mercado juguetero, en el que los lanzamientos se sucedían sin parar y los niños dejaban de llorar al conseguir un juguete sólo los cinco minutos que tardaban en ver en la tele que acababa de salir uno nuevo.

La Ultra Machine
Así que para intentar sobrevivir a ese virulento síndrome de Buzz Lightyear, Nintendo decidió dar algo de uso al título universitario de Gunpei Yokoi y desarrollar juguetes electrónicos para diferenciarse del resto de compañías jugueteras. Además, como los seres humanos nos ponemos como locos al ver lucecitas, Nintendo aprovecharía la novedad para subir el precio de sus productos y sacar más tajada.

Uno de los primeros de esta nueva hornada fue la Ultra Machine, una máquina destinada a jugar al béisbol en el salón de casa que disparaba pelotas (blanditas, claro) y se convirtió en una pesadilla para las madres de la época y sus jarrones Ming, pero vete tú a decirle al niño antojica que se espere al Wii Sports.

Love Tester: el secreto del vividor follador
A ésta le siguieron cosas como coches teledirigidos, pero la mención especial se la lleva el Love Tester, otro ingenio (por llamarlo de alguna forma) de Gunpei Yokoi que triunfó en Japón y se convirtió en la alternativa friki al "¿estudias o trabajas"? La maquinita, en teoría, medía el grado de amor que fluía entre dos personas. La pareja sólo tenía que cogerse de la mano, y, con las libres, agarrar unas argollas que salían del cacharro. El anuncio de TV de la época habla por sí sólo:


Ten Million Barrel
De la enrevesada mente de Gunpei Yokoi también salió una especie de Cubo de Rubik a la japonesa llamado Ten Billion Barrel, que consistía en un cilindro dividido en varias partes que teníamos que ir girando para guiar las bolas que guardaba en su interior y agruparlas por colores. Este artilugio tiene una aparición a modo de puzzle en el Metroid Prime de Gamecube, saga la de Samus Aran que, por cierto, fue una idea original de Yokoi.

Todos estos inventos ayudaron a que Nintendo se convirtiera en una compañía puntera en el entretenimiento electrónico de la época. Pero en 1972, al otro lado del charco, en Estados Unidos, se acababa de lanzar la primera videoconsola doméstica, la Magnavox Odyssey.

Y ya vamos conociendo a Yamauchi: culo veo, culo quiero. Esos nuevos jueguecitos electrónicos tenían que volver locos a los japoneses. Así que el tío no paró hasta conseguir la licencia para distribuir la consola en el país del Sol naciente. Nintendo acababa de entrar en el negocio de los videojuegos.

No hay comentarios: