viernes, 5 de abril de 2013

Crítica: Trine 2 - Director's Cut


Lo más bonito que le ha pasado a Wii U

Trine 2 es, ante todo, un juego precioso. La gente de Frozenbyte no ha podido cuidar más el envoltorio: el mundo de cuento de hadas que nos plantea el juego es absolutamente embelesador. Playas, bosques, pantanos, castillos, cumbres heladas, desiertos… todos llenos de detalles, conseguidos efectos de iluminación, sombreado… que combinados con una acertadísima banda sonora consiguen que el juego sea un auténtico caramelo audiovisual.

Por algo la comunidad de Miiverse del juego está llena de capturas de pantalla acompañadas de mensajes como “Qué bonito”, “Oooooh” y algún “Quiero que el próximo Donkey Kong se vea así”. Seguro que tú también caes. Pero aparte de un juego que enamora a primera vista, Trine 2 es una secuela del Trine original, por lo que nos desplazamos en una perspectiva lateral saltando, pero sobre todo resolviendo puzles. La gracia está, de nuevo, en que podemos alternar en cualquier momento el control y las habilidades de tres personajes para superar los retos que se nos plantean. Es una especie de The Lost Vikings pero bonito. Muy bonito.


Continuista es la otra palabra que define el juego. Y es que volvemos a manejar a los mismos protagonistas del Trine original: Pontius el guerrero, Amadeus el mago y Zoya la ladrona. El argumento es bastante anodino: el artefacto que liga sus vidas, el Trine, aparece de nuevo indicando que están pasando cosas raras y hay que salvar el reino. Cada personaje conserva sus habilidades propias: el gordinflón de Pontius es el más fuerte y es el más recomendable para combatir con los enemigos (aunque no esperéis emocionantes duelos, los enfrentamientos son simplones y casi siempre contra el mismo tipo de goblins). Además de su fiel espada, tiene un martillo con el que puede machacar obstáculos de piedra y un escudo para protegerse de los disparos enemigos. Eso sí, acusa los kilos de más a la hora de correr y saltar. Pero para eso ya está Zoya, la más ágil y sigilosa, que utilizando su gancho puede colgarse de superficies de madera y balancearse para llegar a sitios inalcanzables para el resto. También dispone de un arco para abatir enemigos a distancia. Y Amadeus es el Gandalf particular del grupo y el que más nos ayudará a resolver puzles: puede crear y hacer levitar objetos. Por ejemplo, podemos crear una caja para subirnos a ella y llegar hasta un determinado punto, o moverla por los aires y hacerla aterrizar sobre la cocorota de un goblin.

Si exploramos a conciencia los escenarios podemos recoger unos orbes con los que mejorar las habilidades del trío: que el mago pueda invocar más objetos simultáneamente, añadir efecto de hielo o fuego a las flechas de Zoya o que Pontius pueda ¡planear! con su escudo, entre otras. Habrá que saber cuándo usar cada una para resolver puzles, muchos con la física como protagonista. Ejemplo: colocar los elementos del escenario de forma que podamos un conducir un chorro de agua hasta un brote de planta, que crecerá para convertirse en plataforma. Algunos son realmente ingeniosos, aunque otros acaban haciéndose repetitivos porque los niveles pecan de ser más extensos de lo debido y se reutilizan las mismas ideas en varias ocasiones.


Podemos cambiar de personaje en cualquier momento... si está vivo. Cada personaje tiene una barra de vida independiente, y si cae en combate no revivirá hasta el próximo punto de control, aunque muchas situaciones pueden resolverse de manera distinta, con mayor o menor dificultad, con cualquiera de los tres, lo cual abre las posibilidades. Además, también está la opción de que tres personas jueguen simultáneamente, cada una manejando a un personaje. Un modo cooperativo que supone un gran añadido y se puede disfrutar también online, chat de voz incluido desde la última actualización.

Uno de los mejores aspectos de Trine 2 es su sentido del humor: desde el narrador que nos va contando la historia como si de un cuento (de hadas) se tratase hasta las conversaciones que los protagonistas mantienen a lo largo de los niveles, el juego nos hará esbozar más de una sonrisa. Además, todo está doblado al castellano con bastante acierto. Y entre los extras de esta versión "montaje del director" pidemos encontrar diversos artworks y poemas desbloqueables con toques de cachondeo.


Pero el gran aporte de esta versión respecto a la original lanzada para PC, Xbox Live Arcade y PlayStation Network es el Wii U GamePad. Todo el juego se desarrolla simultáneamente en la pantalla de la tele y en la del mando-tableta. Al principio puede chocar, pero cobra sentido si tenemos en cuenta que podemos utilizar la pantalla táctil para interactuar más fácilmente con el escenario: en lugar de mover el cursor con el stick derecho para decirle a Amadeus dónde tiene que usar su magia, por ejemplo,  podemos tocar en la pantalla táctil el punto exacto y luego seguir la partida mirando al televisor. Esto hace el control mucho más ágil, porque hacer cosas como dibujar un cuadrado con el cursor para que aparezca una caja es mucho más cómodo ahora que simplemente podemos dibujarlo con el dedo sobre la pantalla. Lo cierto es que hay que acostumbrarse (sobre todo nuestro cuello) a alternar entre mirar a la tele y a la pantalla del GamePad, pero el manejo acaba saliendo beneficiado. Si nos apetece jugar al estilo clásico, podemos olvidarnos de los controles táctiles y usarlos, por ejemplo, simplemente para cambiar de personaje, tocando su icono correspondiente.

También hay que aplaudir la libertad de elección, que nunca está de más: se nos ofrece la posibilidad de jugar con la combinación de Wiimote y nunchaku (que funciona muy bien porque nos permite apuntar a la pantalla para dirigir las magias), el mando Pro de Wii U e incluso con el mando clásico de Wii.


Por lo demás, Wii U es la consola en la que mejor luce Trine 2, puesto que incorpora efectos gráficos que hasta entonces sólo se podían disfrutar en la versión para PC. Además, se incluye de serie la expansión Goblin’s Menace, que añade nuevos niveles hasta hacer un total de 20. Dependiendo del jugador y del nivel de dificultad, el juego nos dará más o menos 15 horas de partida y, sobre todo, de mirar con la boca abierta todos los parajes.

Conclusión:

Trine II: Director's Cut es una de las mejores experiencias audiovisuales que se pueden disfrutar en Wii U. Es un título muy entretenido y con puzles retantes que dejan una sensación muy satisfactoria cuando los resolvemos, aunque la excesiva duración de los niveles acabe haciendo algo de mella en el ritmo de juego. En cualquier caso, su buena relación calidad-precio lo hace muy recomendable.

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