martes, 6 de noviembre de 2012

¿Por qué jugamos?

Este chico se está divirtiendo jugando, aunque no sabe por qué.

Es difícil responder a una hipotética pregunta sobre por qué jugamos. Porque nos gusta, es lo más fácil de decir. Sí, sí, pero, ¿Por qué nos gusta? Em... esto... ¿porque mola...?

Una respuesta que oigo muchas veces es "juego porque así puedo hacer cosas que en la vida real no podría hacer". Y eso es lo que me gustaría venir a desmontar aquí con vosotros a la vez que os planteo un montón de interrogantes.

Yo no juego porque con la consola pueda hacer cosas imposibles en mi vida. No disfruto con Kratos porque mi vocación es sacar tripas de todo lo que pille, ni tampoco tengo entre mis favoritos Streets of Rage porque tengo alma de camorrista callejero.

¿En qué clase de sociedad depravada vivimos entonces que millones de personas querrían liarse a tiros con su vecino o robar coches por la calle y mover asuntos turbios? ¡Que paren las máquinas que yo me bajo si es así! No creo que los videojuegos sean una proyección de nuestros deseos interiores. Es más, con este planteamiento, debe ser imposible.

Esta escena tiene el sello de aprobación de Chuck Norris.

Vale que todos alguna vez nos hemos desfogado con un juego salvaje, yo reconozco que lo he hecho; pero como he dicho, que en cierto momento corte por la mitad a un enemigo en God of War no quiere decir que en ese momento esté deseando hacerlo con alguien de verdad.

¿Jugamos porque es un reto? Puede ser una motivación, por supuesto que sí. Darte mañana haciendo las cosas bien y recrearte en lo difícil que resulta una misión en concreto puede ser lo que atraiga al jugador. Pero... ¿y si jugamos a algo como The Journey o Child of Eden? No lo haremos por el mismo tipo de reto, supongo...

¡Qué grande eres, maestro! ¿Y cómo te mato yo?
¿Jugamos por el placer estético? Da gusto pararse en los escenarios de muchos juegos a mirar. Las películas y los libros se pueden leer por el placer intelectual que supone enriquecerte con lo que ves e imaginas de se mundo. En los juegos interactuas con ello. En Red Dead Redemption te bajas del caballo (o no) y te pones a mirar el inmenso mapeado, con sus montañas, sus cataratas, su río, sus animales... Es todo tan bonito... Pero... ¿solo jugamos para observar?

Antes todo eso era campo, como podéis ver.
¿Jugamos por competición? Congratula en gran medida jugar con los amigos y quedar por delante de ellos en la ronda, ganarles el partido de fútbol o darle una señora paliza en Street Fighter. Te hace sentir superior, sobre todo cuando dices "¿Qué, otra?" y te responden "No, no quiero perder más". Entonces sientes que estás en la cumbre y que se han rendido ante tu poderío sin igual. Pero... ¿somos tan mezquinos como para jugar por sentirnos superiores al resto?

Venga, va, que ahora juego solo con una mano.
¿Jugamos para entablar relaciones? Los juegos sociales se basan en la interactividad de unos jugadores con otros, mediante sistemas de regalos, intercambios y mensajes. De esta forma sientes estar en contacto con otros jugadores y compartir experiencias. Pero... ¿no es sería un objetivo un poco soso?

Mira como ligo con los Sims de Facebook. Seguro que le gusto, antes me ha regado las macetas.

¿Jugamos por soltar adrenalina? Anda que no te quedas más ancho que largo cuando ganas una carrera por décimas de segundo. Bueno, realmente no es ese el momento de extasis, sino que liberas la tensión cuando definitivamente ves que guarda la partida al acabar el circuito, no vaya a ser que se te vaya la luz o falle la consola y te toque repetir la dichosa carrera de 10 minutos.

Gracias, querido público, gracias.

Pues sigo sin saber por qué jugamos, los jugadores somos todo un misterio. Será que no tenemos una razón para jugar, pero a la misma vez, no tenemos otra para dejar de hacerlo. Y de hecho, ahora que lo pienso, no sé ni por qué juego yo. Así que voy a dejar esto y me voy a poner a jugar a ver si lo averiguo.




5 comentarios:

Unknown dijo...

Decía Gonzo Suárez el otro día en GameLab Academy una cosa que me pareció interesante: que lo que define a los videojuegos y hace que juguemos con ellos es que, al contrario que ocurre con la vida, que muchas veces nos supera porque no la podemos controlar o entender, los videojuegos son un entorno cerrado, con unas reglas que conocemos perfectamente. Digamos que a los mandos sentimos que tenemos todo "bajo control". Y eso hace que nos sintamos a gusto jugando.

Y respecto a lo típico de "juego porque me permite hacer cosas que en la vida real no podría", quizás realmente sea porque nos permite ponernos en la piel de otras personas completamente diferentes a nosotros. Vivir sus vidas por un rato, como ocurre con el cine. Eso me parece otra de las razones que hacen que me apetezca jugar: la desconexión. Olvidarme de que yo soy yo durante un rato, y hay juegos que lo consiguen.

Jugar es todo un compendio de las sensaciones que has descrito, todas ellas satisfactorias. No hay una sola razón, eso está claro, porque "lo paso bien" es quedarse corto.

Pancho Gamez dijo...

PUES yojuegos para vivir una aventura (aunque no sea un juego de aventura jajaja)

Hakka dijo...

Fijaos que estáis exponiendo argumentos opuestos. De hecho, Zaska, he filosofado sobre ello y creo que en tu mismo comentario dices dos cosas distintas, quizás sin darte cuenta.

Lo de tener todo bajo control que dijo Gonzo entra en contradicción con vivir una aventura. Porque la aventura es eso, el "a ver qué pasa", y eso no está bajo control. Por otra parte, si lo comparamos con el cine y decimos que nos apetece vivir otra vida, quizás es que la nuestra está demasiado bajo control (monótona, aburrida) y necesitamos salir de ella para ver algo distinto y nuevo. O lo que es lo mismo, algo no experimentado, no explorado, y por tanto, fuera de control.

Esto, sin embargo, sí casa con lo de jugar para desconectar, porque vivir experiencias nuevas desconecta de lo que estás cansado.

¿Concluimos en aventuras y desconexión? Es quizás parecido a lo que se busca con literatura de fantasía por ejemplo, o un cómic de superhéroes. Al final no están tan lejos...

Anónimo dijo...

los videojuegos se han convertido en, por así decirlo, un mundo muy completo en el q tienen cabida muchas variedades muy distintas entre sí q te ofrecen distintas motivaciones. Se puede explicar por qué juegas a uno en concreto, pero no el porqué te gusta jugar. Y

Yo personalmente juego por la sosa razón de q me divierte, pero claro, eso es una consecuencia, no una razón. ¿Qué hace q me divierta jugar? Ni puta idea. No obstante, al ser humano le encanta jugar, ya sea a algún deporte, a las cartas o al parchís.

Creo q se juega porque nos gusta GANAR, nos encanta resolver problemas e idear estrategias para solucionar un conflicto, y esto podría entroncar con la naturaleza dual violenta/pacífica d las personas, q le gusta guerrear y ha creado el deporte, q no es otra cosa q jugar a la guerra.

Todas las razones de Hakka son válidas y ninguna lo son, depende a qué juego lo apliques.

Unknown dijo...

Creo que Gonzo Suárez se refería a que en un juego existen unas reglas que conocemos cuando nos ponemos a los mandos y sabemos que no se van a incumplir. Que si ese enemigo me golpea me mata, que si cojo eso tengo más vida, que puedo hacer un salto pero no volver a saltar en el aire... al contrario que en la vida, que hay unas reglas, o unas leyes, o unas expectativas creadas, pero eso no garantiza que se cumplan, por lo que llegan las frustraciones.

Y en un juego puedo vivir una aventura, pero conozco las reglas, con lo cual me sorprenden los acontecimientos, pero si el juego está bien hecho no voy a padecer injusticias que me frustren.

Es decir, me compro un juego de Mario y sé que las situaciones me pueden sorprender, pero siempre sé qué tipo de cosas me voy a encontrar, y cuáles no (no voy a empezar nunca a disparar en primera persona, por ejemplo). Y cuando salgo a la calle no sé si me voy a encontrar una bomba en una baldosa, el amor al girar la esquina o un billete de 500. No lo controlo. Vamos, los juegos tienen un marco y de ahí no salen. Creo que por ahí va lo de Gonzo y la sensación de "tenerlo todo bajo control" de la que hablaba.

En mi caso los juegos me hacen disfrutar por muchas razones, siempre hay más de una: esa desconexión, la sensación de superación, el puro placer de disfrutar del arte del juego (estampas gráficas, la banda sonora...).